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La Casa del Cura: el espacio

La sede del proyecto Haciendo Barrio, en el que participan diversos colectivos y entidades, está situada en el corazón de Malasaña, en la Plaza del Dos de Mayo, 1. Este edificio municipal rehabilitado, conocido como la Casa del Cura, cuenta con sótano y cuatro pisos, dedicados a actividades sociales, culturales y comunitarias. Además, el inmueble es totalmente accesible.

El espacio denominado Casa del Cura, sede del proyecto Haciendo Barrio, forma parte del grupo arquitectónico adosado a la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, con pórtico a la Calle de la Palma, costado a la Calle del Dos de Mayo y parte trasera a la plaza del mismo nombre.

La actual iglesia formaba parte del antiguo monasterio de San Antón, de religiosas carmelitas, construido en el siglo XVII según el estilo de Juan Gómez de Mora, autor también de la Plaza Mayor de Madrid. Refundado y puesto bajo patrocinio real por orden de Felipe IV, el templo fue muy popular gracias a la imagen de Nuestra Señora de las Maravillas, que aún preside el altar mayor.

El edificio sufrió importantes daños durante la Guerra de la Independencia, debido a su vecindad con el Cuartel de Monteleón, donde se desarrollaron algunas de las escaramuzas más violentas. En 1869, las monjas carmelitas perdieron la titularidad del convento, que fue demolido. Solamente quedaría la iglesia, convertida en 1891 en nueva parroquia de los santos Justo y Pastor. Desde 1969, el título oficial de la iglesia fue Nuestra Señora de las Maravillas y los santos Justo y Pastor.

En julio de 2016, la parroquia se fusionó con San Ildefonso, que pasó a llamarse San Ildefonso y los Santos Justo y Pastor. La actividad parroquial se desarrolla desde entonces en la iglesia de la Calle Colón, mientras el templo de Nuestra Señora de las Maravillas está gestionado por la Comunidad de Sant’Egidio, patrón de los desheredados, desde entonces. 

El proyecto Haciendo Barrio ganó el concurso público de cesión del inmueble, conocido como Casa del Cura, para revitalizar la vida del barrio

Desde entonces, a pesar de haber permanecido cerca de un año cerrado para que se realizasen obras de modernización y accesibilidad, y pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, la Casa del Cura se ha convertido en punto de encuentro y proporciona al barrio un espacio público, afectuoso, solidario y vivo.

Gracias a la Casa del Cura, el tejido asociativo y los movimientos vecinales del barrio disponen de un espacio que pueden sentir como propio, en el que pueden plantear sus propuestas, participar en la toma de decisiones, almacenar los materiales necesarios para las actividades lúdicas y colectivas, dar cobijo a iniciativas solidarias, etc.

Aun con las limitaciones impuestas por la coyuntura sanitaria actual, el espacio  está siendo capaz de aportar un gran valor añadido al barrio. De hecho, cada vez son más las personas de los barrios de Justicia y Universidad conocen la Casa del Cura y recurren a ella, bien para poner en práctica sus iniciativas, o bien porque necesitan ayuda o quieren prestarla.

En este sentido, y pese al contexto, Haciendo Barrio está cumpliendo sus objetivos fundacionales: acoge, impulsa y permite dar continuidad a proyectos pensados por y para el vecindario, actúa como facilitador de la innovación social y el desarrollo de iniciativas sociales emergentes, y aporta un espacio en el que las personas pueden dejar de ser sujetos pasivos del entorno para pasar a ser parte activa del mismo.

La Casa del Cura tiene cuatro plantas, dedicadas a actividades sociales y culturales. En el sótano está la despensa solidaria de Malasaña Acompaña

En las grandes ciudades, uno de los grandes obstáculos para el desarrollo de iniciativas populares de cualquier índole es el acceso a un espacio físico en el que darles forma y mantenerlas en el tiempo. En este sentido, es incuestionable el papel de espacio facilitador que desempeña La Casa del Cura, que cuenta con cinco salas polivalentes, con superficies que van de los 34 a los 60 metros cuadrados.

En estas cinco salas se están desarrollando diversas actividades en la actualidad: ensayos de grupos de teatro y del coro del barrio, talleres de conversación en inglés, ciclos de cine, charlas y reuniones  semanales del grupo de scouts de la zona.

Además, el espacio de La Casa del Cura ha permitido estructurar el movimiento vecinal de ayuda alimentaria que surgió durante el confinamiento de la primavera de 2020. Así, el sótano del inmueble acoge la despensa solidaria de Malasaña Acompaña, que actualmente se encuentra en plena transformación hacia un modelo de apoyo mutuo autogestionado.

Durante estos largos meses de emergencia social, en los que tantas personas han empobrecido, especialmente las que ya vivían con estrecheces antes de la pandemia, el proyecto vecinal, afectuoso, colaborativo y horizontal de la Casa del Cura ha servido de contrapeso al abandono institucional.

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La Casa del Cura:

el espacio

La sede del proyecto Haciendo Barrio, en el que participan 39 colectivos y entidades, está situada en el mismo corazón de Malasaña, en la Plaza del Dos de Mayo, 1. Este edificio municipal rehabilitado, conocido como la Casa del Cura, cuenta con sótano y cuatro pisos, dedicados a distintas actividades sociales, culturales y comunitarias. Además, el inmueble es totalmente accesible.

El espacio denominado Casa del Cura, sede del proyecto Haciendo Barrio, forma parte del grupo arquitectónico adosado a la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, con pórtico a la Calle de la Palma, costado a la Calle del Dos de Mayo y parte trasera a la plaza del mismo nombre.

La actual iglesia formaba parte del antiguo monasterio de San Antón, de religiosas carmelitas, construido en el siglo XVII según el estilo de Juan Gómez de Mora, autor también de la Plaza Mayor de Madrid. Refundado y puesto bajo patrocinio real por orden de Felipe IV, el templo fue muy popular gracias a la imagen de Nuestra Señora de las Maravillas, que aún preside el altar mayor.

El edificio sufrió importantes daños durante la Guerra de la Independencia, debido a su vecindad con el Cuartel de Monteleón, donde se desarrollaron algunas de las escaramuzas más violentas. En 1869, las monjas carmelitas perdieron la titularidad del convento, que fue demolido. Solamente quedaría la iglesia, convertida en 1891 en nueva parroquia de los santos Justo y Pastor. Desde 1969, el título oficial de la iglesia fue Nuestra Señora de las Maravillas y los santos Justo y Pastor.

En julio de 2016, la parroquia se fusionó con San Ildefonso, que pasó a llamarse San Ildefonso y los Santos Justo y Pastor. La actividad parroquial se desarrolla desde entonces en la iglesia de la Calle Colón, mientras el templo de Nuestra Señora de las Maravillas está gestionado por la Comunidad de Sant’Egidio, patrón de los desheredados, desde entonces. 

El proyecto Haciendo Barrio ganó el concurso público de cesión del inmueble, conocido como Casa del Cura, para revitalizar la vida del barrio

Poco después de esta reestructuración, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid de la época, encabezado por Manuela Carmena, plantea diversos concursos públicos para que espacios como La Casa del Cura sirvan para revitalizar la vida de barrio e impulsar las relaciones vecinales, el sentimiento de comunidad, el intercambio y la cultura popular.

En 2019, meses antes de finalizar su mandato, el anterior gobierno municipal cedió el espacio de la Casa del Cura al proyecto Haciendo Barrio, que resultó vencedor del correspondiente concurso, evaluado de forma transparente por un comité de expertos independientes.

Desde entonces, a pesar de haber permanecido cerca de un año cerrado para que se realizasen obras de modernización y accesibilidad, y pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, la Casa del Cura se ha convertido en punto de encuentro y proporciona al barrio un espacio público, afectuoso, solidario y vivo.

Gracias a la Casa del Cura, el tejido asociativo y los movimientos vecinales del barrio disponen de un espacio que pueden sentir como propio, en el que pueden plantear sus propuestas, participar en la toma de decisiones, almacenar los materiales necesarios para las actividades lúdicas y colectivas, dar cobijo a iniciativas solidarias, etc.

La Casa del Cura tiene cuatro plantas, dedicadas a actividades sociales y culturales. En el sótano está la despensa solidaria de Malasaña Acompaña

Aun con las limitaciones impuestas por la coyuntura sanitaria actual, el espacio  está siendo capaz de aportar un gran valor añadido al barrio. De hecho, cada vez son más las personas de los barrios de Justicia y Universidad conocen la Casa del Cura y recurren a ella, bien para poner en práctica sus iniciativas, o bien porque necesitan ayuda o quieren prestarla.

En este sentido, y pese al contexto, Haciendo Barrio está cumpliendo sus objetivos fundacionales: acoge, impulsa y permite dar continuidad a proyectos pensados por y para el vecindario, actúa como facilitador de la innovación social y el desarrollo de iniciativas sociales emergentes, y aporta un espacio en el que las personas pueden dejar de ser sujetos pasivos del entorno para pasar a ser parte activa del mismo.

En las grandes ciudades, uno de los grandes obstáculos para el desarrollo de iniciativas populares de cualquier índole es el acceso a un espacio físico en el que darles forma y mantenerlas en el tiempo. En este sentido, es incuestionable el papel de espacio facilitador que desempeña La Casa del Cura, que cuenta con cinco salas polivalentes, con superficies que van de los 34 a los 60 metros cuadrados.

En estas cinco salas se están desarrollando diversas actividades en la actualidad: ensayos de grupos de teatro y del coro del barrio, talleres de conversación en inglés, ciclos de cine, charlas y reuniones  semanales del grupo de scouts de la zona.

Además, el espacio de La Casa del Cura ha permitido estructurar el movimiento vecinal de ayuda alimentaria que surgió durante el confinamiento de la primavera de 2020. Así, el sótano del inmueble acoge la despensa solidaria de Malasaña Acompaña, que actualmente se encuentra en plena transformación hacia un modelo de apoyo mutuo autogestionado.

Durante estos largos meses de emergencia social, el proyecto social, colaborativo y horizontal de La Casa del Cura ha sido fundamental para no dejar a nadie atrás.